domingo, 10 de mayo de 2020

Cabo de Gata.




¡Hola, de nuevo, mis querid@s alumn@s!
La semana pasada os presenté la unidad didáctica sobre el mar.
Me ha parecido bien empezar con una aproximación a nuestro maravilloso Cabo de Gata.




¿Qué os parece? ¿Preparados? Pues, ¡Comencemos!

Lo primero de todo, ¿Qué es un cabo?
Un cabo es una extensión de tierra que se mete en el mar. Por lo tanto, en la punta suele construirse un faro, para que los barcos de noche, no se choquen contra las rocas.
Nuestro Cabo de Gata es una región volcánica, que se formó hace millones de años.
A las rocas puntiagudas que vemos desde el faro, y que sobresalen del agua marina, las llamamos  El Arrecife de las Sirenas. 
Eran antiguas chimeneas volcánicas, que escupían lava ardiente. 
Al enfriarse se convirtieron en rocas negras con esa forma tan original.


El Cabo de Gata es una gran reserva marina única en España, con playas serenas de agua cristalina.

En el fondo del mar hay praderas de un alga verde que se llama posidonia. Sirve de alimento para los peces, produce oxígeno y depura el agua.
Cuando hay temporal las olas y las corrientes las arrancan del fondo y se quedan en la orilla de la playa. ¿Las habéis visto? ¿A que sí?
Desde la antigüedad, el hombre las ha recogido para proteger y embalar objetos de vidrio o cerámica, para rellenar colchones y cojines, como cama para el ganado en los establos, e incluso como abono para el campo.



Algunos de los peces que viven en nuestras costas son: el mero, cabracho, salmonete, lubina, melva, sargo, castañuela, congrio, dorada, gallo pedro, herrera, doncella, morena, rascacio, zalema…  ¡Buf! ¡Qué montón!

 Justo antes de llegar al cabo hay un pueblecito que se llama Las Salinas.

¿Os imagináis por qué tiene este nombre?
Pues sí, porque se extrae la sal del mar.
Desde la prehistoria se utilizaba para conservar el pescado y la carne.
Fueron los romanos quienes construyeron unos embalses y un sistema de canales para que entrara el agua del mar. Con el calor del sol se evapora el agua y se queda la sal al fondo. Luego la recogen con palas y hacen unos montones muy grandes de sal. 
A este proceso se le llama industria del salazón.



Al lado hay unos humedales con más de cien especies distintas de aves. Muchas son  migratorias. Paran aquí a descansar antes o después de cruzar el mar Mediterráneo.


Hay un observatorio de aves con catalejos para mirarlas. Entre todas, destaca el flamenco rosado. 


También hay avocetas, chorlitejos patinegros, cigüeñuelas, y otras especies acuáticas que hacen aquí sus nidos.


Casi todas tienen patas y picos largos, para remover el fondo y comer camarones, gusanos y bichitos.


 Este verano podremos ir de nuevo a bañarnos y tomar el sol a las playas de Cabo de Gata,  y si nos atrevemos, a dar un paseo en Kajak o a bucear con el traje de neopreno. ¿Os animáis?


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